Control y revisión
vehicular
Mauricio Aira
Notificación
corta para acudir al control de su vehículo, le señalan el dia, la hora y el
sitio al que debe uno acudir, adjunto la notificación una papeleta de pago, en
nuestro caso por 350 coronas que debe el titular del vehículo, depositar en
determinada cuenta bancaria y que corresponde al último año.
Es
frecuente además que durante la inspección se tenga que mostrar la licencia de
conducir, la placa patente cuyos números figuran en el frontis y la parte
trasera. El seguro obligatorio cuyo control está a cargo de las autoridades de
impuestos, y mostrar también el equipo extinguidor de incendios, botiquín, etc.
todos estos documentos figuran en el kárdex electrónico, de modo que en
contados segundos el funcionario comprueba su actualidad y corrección.
Tiene que
acabar el anticuado, inútil sistema del control vehicular con la entrega de la
“llamada roseta de seguridad” que no es otra cosa que una manera de exacción
del sistema de tránsito, otra forma de “recaudación obligada” de la que no se
pueden zafar los propietarios de cualquier tipo de motorizado, cobro exhaustivo
que periódicamente ejecuta, con gran precisión en el cobro, todo el aparato de
fuerza de la Dirección Nacional de Tránsito.
Cuesta
entender porqué razón el Gobierno no moderniza, actualiza, perfecciona la
revisión técnica de los vehículos atentos los objetivos de seguridad y últimamente
de emisiones para evitar accidentes y la contaminación ambiental. Se podría
afirmar que son muy pocos los países que como Bolivia no cuentan con plantas de
revisión técnica, contratando sus
servicios y delegando funciones que hoy no existen o al menos no funcionan a
cabalidad.
La revisión
a que hacemos mención en plantas o talleres especializados comprenden los
aspectos mínimos en cuanto a la
dirección, a las luces y frenos. Revisión efectiva de ruedas, llantas y
neumáticos, de la estructura del chasis, de los sistemas de suspensión y
trasmisión, de alimentación del combustible, del escape y de la emisión de
contaminantes, tan importante y básico en el efectivo cuidado del medio
ambiente, especialmente en las zonas de mayor circulación vehicular y humana.
La revisión
abarca el chequeo de vidrios y parabrisas, de carrocería, puertas, asientos y
ventilación, de los espejos retrovisores, de la bocina, de los limpiaparabrisas
e implementos de seguridad, así como el funcionamiento normal del velocímetro y los instrumentos.
La forma de
funcionamiento del sistema de control vehicular que hemos detallado sucede en
medio de un orden y tranquilidad que para nada convocan al estrés o la trifulca
que origina el cobro de la famosa “roseta de control”, que es apenas una
parodia de un control visual en medio de gritos y aglomeraciones que logran
alterar los nervios de los propietarios que casi siempre, si acaso pretenden
acelerar el trámite de “la revisión” tienen que cumplir con el Art. 50 de un
inexistente código que se traduce en cancelar 50 bolivianos directamente al
funcionario sin papeleta ni nada.
Ahora bien,
al término de la revisión el técnico a cargo puede observar que tal o cual
sistema no está en condiciones, por lo que recomienda subsanar la falla y en un período racional, regresar a
la revisión para obtener el OK o la conformidad para continuar circulando, esto
sucede previo pago de una suma adicional, sin contar lo que cobrará el mecánico
por la reparación. Cancelación que uno efectúa sin protestar, porque está
seguro de su legalidad y destino.
Corresponde
a la Alcaldía Municipal operar todo el sistema, aunque por el momento persiste
en Bolivia la centralización en el Servicio de Tránsito, siendo deseable que al
momento de producirse la transferencia,
el ente municipal elija el mejor sistema para atender el importante ítem de la revisión vehicular
por razones de seguridad y de la salud ecológica de la población.
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