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martes, 22 de septiembre de 2015

lo moderado y serio del texto sobre la consulta del pasado domingo, mueve a Los Tiempos a pedir no banalizar los resultados. que sirvan para la reflexión y la esperanza de una Comunidad Nacional cada vez más decepcionada. para nuestro editor ha sido clara señal de desapego al MAS y una prevención a Evo Morales.

Conforme avanza el escrutinio de los referendos para aprobar o rechazar las propuestas de estatutos autonómicos de La Paz, Cochabamba, Oruro, Potosí y Chuquisaca, cartas orgánicas de tres municipios y dos estatutos autonómicos de pueblos indígenas se impone, salvo en el caso de Charagua, el rechazo a estos documentos.
Técnicamente, una vez se oficialicen los resultados, las Asambleas Departamentales y los Concejos Municipales donde se impuso el NO, deben organizar un nuevo proceso de redacción de estos documentos. Aprobados por dos tercios de los miembros de esas instancias, se remite el documento al Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP) que debe verificar la constitucionalidad de la norma. Cumplido este requisito, se debe convocar a una nuevo referendo en un plazo de 120 días.
Otra cosa sucede en el plano político. Es posible inferir que el rechazo generalizado responde a dos factores fundamentales: uno, el desconocimiento de su contenido. Más allá de la retórica, salvo el caso de Charagua no se han desarrollado procesos participativos para su elaboración; más bien se ha optado por la imposición de visiones centralistas canalizadas por la mayoría de los asambleístas y concejales del MAS. En segundo lugar, por algunas tareas de difusión impulsadas por organizaciones de la sociedad y el uso de las redes sociales.
En consecuencia, lo que ahora sigue es que los asambleístas y concejales actuales abran nuevos procesos de elaboración de estatutos y cartas orgánicas realmente participativos, recogiendo las demandas de las regiones.
En ese escenario, la interpretación que ha hecho de los resultados el Vicepresidente del Estado, quien para eludir la evidente derrota que ha sufrido la posición gubernamental de aprobación de estos documentos (fundamental, pero no únicamente, expresada por los ministros de Autonomías y de Comunicaciones), en sentido de que la ciudadanía se ha pronunciado en defensa del Estado central incluso llega a ser una ofensa a la gente. ¿Habrá olvidando esta importante autoridad que la aprobación de un sistema autonómico fue ampliamente aprobada en referendo?
Pero, así como no es posible aceptar una interpretación de esta naturaleza por un mínimo respeto a la realidad, tampoco es posible aceptar que algunos líderes que se reclaman de la oposición crean que esta opción ciudadana va en su beneficio. Si algo ha demostrado, como lo hemos dicho en forma insistente, este proceso es la ausencia de dirigentes políticos que acepten el desafío de hacer política de verdad; es decir, debatiendo, proponiendo y arribando a conclusiones que conquisten la adhesión ciudadana. Salvo excepciones, ni siquiera se inscribieron para realizar campaña en este proceso (pero, tal vez se podría decir que un tercer factor para que el NO tenga tanto voto sea, precisamente, porque los operadores políticos del oficialismo presionaban por  el SÍ y había ausencia de operadores que apoyaran el NO).
Lo que ha sucedido el domingo es muy importante para el país, tanto por lo positivo como por lo negativo, y es poco serio tratar de banalizar los resultados que, más bien, deben obligarnos a reflexionar con rigor y así se ofrece horizontes a una sociedad cada vez más decepcionada.

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