HOUSTON, TENEMOS UN PROBLEMA
Para que vean como viene la mano, la
Cancillería en manos de don Choquehuanca tendrá que hacer un reclamo formal al
vecino Chile por la última y más agobiante apropiación abusiva de los últimos
tiempos: han osado asignar a su
marraqueta, el título de la mejor de la región. Esto ya se pasa de castaño a
oscuro. Con la marraqueta no se metan. Por ahí a los franceses les es
indiferente que la baguette en Nueva York sea considerada la mejor del mundo, o
el chaufa sea eximio en Lima. Pero para los bolivianos, eso de la marraqueta,
no es negociable.
Lamentando empezar esta nota de modo tan molesto derivado de una
globalización que no estamos dispuestos a consentir por ser la prueba más
fehaciente de lo malévolo del imperialismo, es menester frivolizar con temas
más amables como es el no pago del segundo aguinaldo. Resulta gracioso oír a
uno de los preclaros asambleístas del MAS, apuntalar valientemente al Instituto
Nacional de Estadísticas en su dictamen final, que el crecimiento -por un pelo-
no alcanzó el mágico 4.5. Valiente digo, porque hay que serlo para confiar
dogmáticamente en el INE. El 4.73, suena bien. Ni tanto que los liquide, ni tan
bajo que eche por la borda la idea del blindaje.
Es que el populismo da para mucho. Como todo, las cosas funcionan de
acuerdo a los requerimientos. Pero no crean, el 2018, habrá segundo aguinaldo así sea necesario que
adoptemos el chino mandarín como nuestro idioma nativo. Pero no les será tan
fácil convencer a sus movimientos sociales, ni trabajadores hasta ahora tan
militantes del proceso de cambio, que el beneficio de los tres últimos años no
es precisamente un regalo de la deidad omnipotente. Las uniones por interés,
duran proporcionalmente a los fondos en el banco. Que las empresas estén de
plácemes por esta decisión, lo consideran un asunto de pura angurria
capitalista. El empresariado esta caricaturizado, como esos señores panzones de
reloj de oro y habano entre los dientes. No consideran empresario privado, al
que con algunos asalariados, en una reducido espacio, arriesga su pequeño
capital porque eso de ser contrabandista, no va con el.
Por ahora, con el casi 88 % del manejo de los fondos del Estado, el
oficialismo puede -por un tiempo- seguir usando a los alcaldes de pequeños y
grandes pueblos, como simples
contratistas de obras, que además las realizan con el paupérrimo ingreso ( cada
vez mas raquítico) que les toca en la distribución del IDH y coparticipación. Son
muy capos para armar escenarios. Llega
Evo Morales en helicóptero, con toda la parafernalia y boato del que detenta
todo el poder, y los ciudadanos, hasta hacen carteles con leyendas por ejemplo
" gracias Evo por los 200 metros de alcantarilla". Y el Alcalde por
quien sí voto la comunidad, agacha la cabeza ante la magnificencia del
caudillo, sabedor que le tocará remar en barro espeso si quiere lograr una
eventual re elección o al menos, el respeto de sus electores.
Ante la escasez de fondos para seguir cosechando alabanzas, útil es la
oposición. Y reaparecen las huestes masistas para arrinconar a gobernadores,
alcaldes o asambleístas que son víctimas
propicias para ocultar la absoluta falta de previsión y la nula capacidad de
haber guardado provisiones del fructífero verano, para el invierno que se pinta
largo e inclemente. Las empresas estatales, a las que les inyectaron ingentes
recursos, ya pasaron a formar parte del cementerio de elefantes blancos. Es tal
la irracionalidad - amén de la corrupción desangrante- que ni siquiera han
tenido el cuidado de guardar las facturas, en caso que hubieran existido. No
hay mejor manera de tapar una tropelía, que borrar las huellas del delito. O si
no, pregúntenle a Ferreira, a quien convenientemente se le perdieron los
comprobantes de nada menos que aviones y repuestos. Y sin la candidez de los
niños cuando te "matan el cambio" del helado. No se ruborizan siquiera de enjuiciar a gobernadores
por movilidades documentadas que si están cumpliendo una función en un caso, o
en la reparación de un generador de energía en otro. A eso le llaman
malversación. No sólo son astutos, sino
y sobre todo, son descarados.
Espeluzna el apasionamiento de algunos para defender lo indefendible. Que
ministros y otros seres privilegiados, estén dispuestos a sacarse el hígado por
mantener el lucrativo status quo, es comprensible. Y no sólo por eso. Es su
modo de aferrarse a la vida en libertad. Aunque sea condicional. Pero ver a esa
gente que se desgarra para que otros continúen usufructuando de las mieles del
poder mientras su mundo es puro delirio , es conmovedor. Y exasperante.
Mientras el gobierno continúe en la contemplación de su propio ombligo,
informes como el del nivel de carencia alimentaria o del Foro Económico Mundial
y la corrupción, hará que cunda el pánico y no solo entre las filas plurinacionales. Parece que sí,
tienen más de un problema.
Karen Arauz
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